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Cultura

Somos 350.000 gitanos y gitanas andaluces

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION DEL PUEBLO ROMANÍ -15 de junio de 2022

Por razones obvias —soy andaluz, nací en Puerto Real, estudié con los salesianos de mi pueblo y luego en Sevilla— me interesa profundamente todo lo que está relacionado con aquella parte de España. Luego, los avatares de la política, o mejor dicho la voluntad de Alfonso Guerra, secundado de la eficacia de Carmeli Hermosín, me llevaron a Almería, provincia por la que fui elegido diputado en dos legislaturas completas y donde he pasado ocho años inolvidables de frenética actividad política que culminaron con el triunfo de Felipe González en las elecciones de 1982. A la sazón yo acababa de cumplir 40 años.

Decía don Miguel de Unamuno que “el hombre y la tierra que le vio nacer forman una unidad consustancial”. Y debe ser verdad porque yo nunca he perdido la conexión con mi tierra. Pero fue en Barcelona donde encontré a las personas y los medios necesarios para proyectar al resto de España la idea de que se debía poner fin a la marginación de siglos que los gitanos padecíamos. Al mismo tiempo empezó a germinar entre los gitanos más jóvenes un sentimiento político de rebeldía contra el poder establecido. Nosotros reclamábamos el derecho a ser tratados en igualdad de condiciones que el resto de los ciudadanos. Hasta que, por fin, el artículo 14 de nuestra Constitución logró —al menos sobre el papel— que nuestra lucha tuviera un horizonte esperanzador.

 

Y así hemos llegado a la primavera de 2022

He dicho lo anterior con el fin de justificar este comentario al hilo de la campaña electoral que llevará a los andaluces, el próximo domingo, a decidir su futuro para los próximos cuatro años. He seguido día a día la actividad electoral. Me he chupado los dos debates televisados sin perder ripio y he seguido luego las mesas de los comentaristas para saber, de primera mano, qué habían concluido tras las intervenciones de los líderes de cada partido. Y mi decepción se ha visto plenamente justificada porque ni los candidatos en sus intervenciones ni los comentaristas en sus análisis han prestado la más mínima atención a la cultura del Pueblo Andaluz.

Confieso que ambos debates suscitaron mi atención y no me aburrí en ninguno de ellos. Es cierto que unos líderes, o lideresas, me gustaron más que otros. Y alguno/a, no me gustó nada, pero no me manifestaré en este comentario ni a favor ni en contra de sus propuestas electorales. No es esa mi intención porque la crítica que voy a realizar va contra todos ellos.

 

Todos se olvidaron de Andalucía

Eso sí, se les llenaba la boca pronunciando el gentilicio de “andaluces” o “andaluzas” pero ninguno habló de Andalucía, la tierra de historia milenaria cuya cultura tiene el poder de generar la cohesión social de la identidad, que incentiva la participación ciudadana. No oí en sus ofertas electorales las acciones que deberían propiciar el reconocimiento de la personalidad colectiva del Pueblo Andaluz.

Tuve el honor de conocer al profesor José Acosta Sánchez, catedrático de Constitucional en la Universidad de Córdoba, que antes, en 1970, había ingresado en la Facultad de Derecho de Barcelona como profesor en dedicación exclusiva de la cátedra de Derecho Político, dirigida por el doctor Manuel Jiménez de Parga. Acosta fue el primer diputado andalucista en el Parlamento de Cataluña y él supo establecer las claves de sus grandes períodos progresivos —representados por las culturas de Tartessos, la Bética y Al-Andalus. “La identidad andaluza, dejó escrito, está marcada a fuego por el contraste dramático entre aquellos soberbios avances de la Antigüedad y el Medievo, que colocaron al país andaluz en las cimas de la civilización universal, y los profundos retrocesos de la Edad Moderna y la Contemporánea, —esto lo escribía antes de la aprobación de la Constitución española en 1978— que nos traen hasta la Andalucía subdesarrollada y marginada de hoy”.

Me hubiera gustado que alguno/a de los intervinientes hubiera manifestado su preocupación por conseguir que la cultura andaluza jugara su papel dentro del proceso de socialización de los andaluces. El profesor Isidoro Moreno Navarro, que es catedrático de antropología social y cultura, dice que, para llegar a un proceso de socialización, es decir, de bienestar, de progreso y de convivencia, intervienen elementos culturales y sociales que son los que se convierten en parte de la personalidad, la moral, las reglas y las maneras de pensar, de sentir y de actuar de los individuos. Nada de esto fui capaz de vislumbrar en los debates.

 

El arte en la cultura de Andalucía tampoco estuvo en el debate

     Fabián Gonsalves es un docente de la Universidad de Colombia que sostiene que son muchos los beneficios que obtiene nuestro cerebro a través del arte. Por ejemplo, al pintar o dibujar desarrollamos la motricidad fina. Bailar o escuchar música nos permite coordinar mejor y mantener el equilibrio, además de que ayuda en gran parte a la habilidad cognitiva. A través del arte aprendemos a sentir y a expresarnos, nos enseña a manifestar y desarrollar habilidades diferentes. Las artes incitan a la creatividad y estimulan al cerebro al darle diferentes imágenes o representaciones a las situaciones que se viven en la vida cotidiana, y esto hace que desarrollen un pensamiento más profundo.

En el debate se habló mucho y bien de los problemas materiales a los que nos enfrentamos los andaluces y de forma muy especial los más necesitados. Se hizo especial hincapié en los valores que reclamamos como propios y que están en el ámbito de la empatía, la libertad, la educación, la sanidad y el trabajo. Valores que algunas veces están tan idealizados que hicieron decir a Blas Infante en “El ideal andaluz” que “A Andalucía apenas se le encuentra el pulso”. Por eso somos muchos los andaluces y las andaluzas que creemos firmemente que el arte es quien se hace portavoz de dichos valores.

 

El arte, la cultura y los 350.000 gitanos andaluces

Es tan solo una parcela de la cultura de Andalucía, pero en ella los gitanos y las gitanas tenemos mucho que aportar. Lástima que a nuestros políticos más eminentes se les olvidara decir, lo que Julio Caro Baroja manifestó con absoluta clarividencia: “En la hospitalidad y la generosidad del pueblo andaluz residen una de las razones que explican el hecho histórico, único en España, de la fusión de los gitanos con el pueblo andaluz”.

Y aquí debemos acudir al término “flamenco” que constituye otra de las manifestaciones más importantes de la cultura andaluza. Pero déjenme que sea el profesor Juan José Sánchez Bernal, (q.e.p.d., victima del Covid) docente asociado a la Universidad Nacional de Educación a Distancia y gran propagador de la “Escuela de Frankfurt” quien en 1977 dejara escrito: “Aunque  en su origen,  pues, el flamenco  no sea genuinamente popular,  sino creación estrictamente gitana, constituye, sin  duda, un lugar  privilegiado de sedimentación de la dramática experiencia popular  andaluza  en los dos últimos siglos, de  forma  que  hoy  lo andaluz  es  difícil de desgajar  de  esa unidad  con lo  gitano.  Esto es así sobre todo desde que Falla y García Lorca lo proyectaron sobre todo elpueblo, como expresión de sus experiencias y aún de experencias existenciales profundas de alcance universal”.

 

En la democracia cada persona es un voto

Eso no lo podemos olvidar. Y quienes arrimamos el hombro para conseguir que los españoles fuésemos personas libres, artífices de nuestro destino, con capacidad para poner o quitar a nuestros gobernantes, no debemos desaprovechar cualquier posibilidad de introducir una papeleta de votación en una urna. A nadie en su sano juicio se le puede ocurrir que todos los gitanos y gitanas españoles vayamos a votar al mismo partido, lo que no impide que una comunidad compuesta por más de 350.000 personas represente una fuerza electoral nada despreciable.

Pues no lo duden. Vayamos a votar, aunque al ejercitar nuestro derecho sagrado al voto demos un tirón de orejas a quien, aún siendo candidato/a de nuestra simpatía, se olvidó de nosotros.

Nadie debe quedarse en su casa el próximo domingo. Es mucho lo que nos jugamos.

La Semana Romaní 2022

UNION DEL PUEBLO ROMANI, 17 de mayo de 2022

La Semana Romaní 2022 consiste en una serie de eventos dedicados por el Parlamento Europeo al Pueblo Romaní en Europa, la minoría étnica europea más grande y, sin embargo, la más discriminada.

Este año, la Semana Romani 2022 se organiza del 16 al 19 de mayo en las instalaciones del Parlamento Europeo, en Bruselas. Su objetivo es debatir las políticas post 2020 para la igualdad y la inclusión del pueblo gitano. Hará un llamamiento a las instituciones europeas y a los Estados miembros para que pongan la lucha contra el antigitanismo al frente de los esfuerzos sociales y económicos para la inclusión del pueblo gitano y para garantizar su participación en todos los ámbitos de la vida pública.

 

LA AGENDA DE LA SEMANA ROMANÍ

que se llevará a cabo entre el 16 y el 19 de mayo de 2022

En el siguiente enlace se puede ver el programa detallado de las diversas intervenciones y los temas que serán tratados cada día del evento.

https://romaniweek.eu/about/

 

En este enlace puede ver en directo las intervenciones de los oradores.

El sonido de la voz del orador, en inglés, es muy claro y de buena calidad. De fondo se oye la interpretación al Rromanó.

https://romaniweek.eu/watch-live/

 

 

Intervinientes de la Sociedad Civil y Otras Instituciones

Han pedido intervenir 78 personas que tomarán la palabra en los diferentes debates. Entre ellas figuran 12 intervinientes procedentes de España.

 

Intervinientes pertenecientes a diversos organismos de la Unión Europea o de Otras Instituciones internacionales.

Entre estos tomarán la palabra 13 Diputados o Diputadas del Parlamento Europeo, así como 9 altos cargos de la Comisión Europea entre los que figuran varios Comisarios o Comisarias.

Igualmente tomarán la palabra 10 representantes de diferentes instituciones de alta representatividad europea.

 

En este enlace puede ver a los 16 Diputados y Diputadas europeos que han dado soporte a la realización de este evento.

https://romaniweek.eu/

16 de mayo. Día de la Resistencia Gitana. Manifestación en Bruselas

UNIÓN DEL PUEBLO ROMANI,  16 de mayo de 2022

16 de mayo. Día de la Resistencia Gitana. Manifestación en Bruselas.

Hacemos un llamamiento a todos para que vengan a Bruselas el 16 de mayo. Comenzará nuestra manifestación internacional conjunta frente al Parlamento Europeo.

Juntos nos manifestamos por la justicia para los gitanos en Europa y por un futuro mejor para todos.

Programa

1) 16.00 horas Justicia para Kosovo. Roma Sede 601

2) Manifestación a las 17.30 horas (inmediatamente después en Place due Luxembourg)

3) 19.00 horas Reunión en la oficina de Rosa Luxembourg. Rue Saint-Ghislain 62

Sobre la futura reforma del Congreso Mundial Romaní

Roma Antidiscrimination Network

Te aven baxtale
Grattan

El Tribunal Constitucional es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION ROMANI – 10 de septiembre de 2021

El 26 de mayo de 2009 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Gobierno español a pagar a María Luisa, “La Nena”, la pensión de viudedad que le correspondía y que la Seguridad Social le negaba porque, según ellos, la “boda gitana” no es un verdadero matrimonio.

Ese juicio lo ganamos a pesar de que los tribunales españoles —Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional— se empeñaron en darle la razón al Gobierno de España empeñado en negarnos a los gitanos la validez y la trascendencia de la más antigua y significativa costumbre de la comunidad gitana universal.

Aquella sentencia fue celebrada por toda la comunidad gitana mundial. Que fuera nada más y nada menos que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos quien nos diera la razón, supuso dar un paso de gigante para el reconocimiento universal de nuestra cultura milenaria.

Permítanme que les diga que hay dos acontecimientos en mi ya larga vida que son los más importantes de mi actividad política: La primera, obviamente, ser partícipe en la elaboración de la Constitución Española que lleva la firma de un gitano, la mía. Y la segunda haber intervenido como abogado en la vista oral del juicio celebrado en Estrasburgo contra la sentencia del Tribunal Constitucional de España que negaba la validez civil del matrimonio gitano para que una mujer gitana se beneficiase de su pensión de viudedad. ¡Y ganamos aquel pleito y el Gobierno español fue condenado!

Si tienen curiosidad por ver y oír mi intervención en aquel pleno, este es el enlace: https://youtu.be/R7nq_fv-50U dura 14 minutos. No se extrañen que durante el primer minuto el presidente del Tribunal hable en francés. Inmediatamente la sesión continuará en castellano.

El Tribunal Constitucional es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Dicho sea, con todo respeto. Al fin y al cabo, todos los seres humanos somos animales racionales y por lo tanto sujetos capaces de chocar contra la misma piedra todas las veces que se nos ponga por delante. Cosa que no hacen los burros. Su instinto les advierte de dónde está la piedra y cuando llegan a ella la bordean y así no caen al suelo.

Pero nuestro Tribunal Constitucional no escarmienta. Tropezó en el año 2009 y ha vuelto a tropezar en 2021. Que lo hiciera en aquel primer encontronazo podría tener una cierta lógica. Los gitanos nunca gozamos de buena fama y la historia española, hasta la Constitución de 1978, estaba plagada de pragmáticas que daban la razón a quienes nos consideraban carne de trullo y esclavos de las galeras. Pero la sociedad española empezaba a estar sensibilizada ante el sufrimiento injustificado de la comunidad gitana y tras el largo túnel de la dictadura, el artículo 14 de la Carta Magna se alzaba como el baluarte capaz de garantizar que debíamos ser tratados como el resto de los españoles.

Pero la vida, a veces, da sorpresas inesperadas. Tuvo que ser el magistrado Jorge Rodríguez Zapata quien rompiera moldes redactando un Voto Particular contrario al que el resto de los miembros del Tribunal acababan de expresar. Por primera vez en la historia de nuestro país, un magistrado discrepa de la mayoría de los miembros del tribunal para decir que “es necesario reconocer que existe discriminación indirecta cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros sitúe a personas de un origen racial o étnico concreto en desventaja particular respecto a otras personas.” Recuerdo que en aquellos días hice conocedor de la sentencia adversa del TC a Manuel Jiménez de Parga que anteriormente había sido presidente del Tribunal Constitucional. Su criterio coincidía plenamente con el del magistrado Rodríguez Zapata.

Por suerte para nosotros, el lugar ocupado por Rodríguez Zapata lo ha tomado Juan Antonio Xiol Ríos en cuyo voto particular ha hecho un verdadero alarde de conocimiento de la realidad gitana de España. El señor Xiol Rios ha sabido compaginar la fuerza demostrativa que tienen los datos demoscópicos relativos a la comunidad gitana nacional con los valores de mayor trascendencia cultural de los que la comunidad gitana se siente orgullosa. Lo que le lleva a decir con el TEDH que la toma en consideración de la pertenencia a una comunidad —en este caso la gitana— en el seno de la cual la validez de la unión de vida según sus propios ritos y tradiciones no ha sido nunca discutida ni considerada contraria al orden público por las autoridades nacionales, demuestra «que la fuerza de las creencias colectivas de una comunidad culturalmente bien definida no puede ser ignorada».

Pero antes de que el Tribunal Constitucional se pronunciara han tenido que intervenir otras instancias judiciales.

Andalucía ha dicho sí al matrimonio gitano

No podía ser de otra forma. En la tierra de María Santísima huele a albahaca y romero por donde quiera que se pise. No es de extrañar, pues, que los magistrados de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Granada —algo tiene el agua cuando la bendicen— votaran sí por unanimidad en el Recurso de Suplicación contra Sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 4 de Jaén. Ese honor les corresponde a los magistrados José Manuel González Viñas, presidente; Francisco José Villar del Moral, ponente y a la magistrada Leticia Esteva Ramos.

Por desgracia el Tribunal Supremo nos vuelve a dar la espalda

Lamentablemente el Tribunal Supremo se ha alineado con la Seguridad Social para negarle a la buena gitana su escasa pensión de viudedad de 480 euros mensuales. Según los magistrados contrarios a la validez del matrimonio gitano no se le puede dar la pensión, entre otras razones, porque no figuran inscritos como pareja de hecho en ningún registro público. ¡Válgame Dios! Por suerte el camino iniciado por Rodríguez Zapata empieza a ser recorrido con brillantez por ilustres juristas. Tal es el caso de María Lourdes Arastey Sahún, que expresa su voto disconforme con el de la mayoría y al que se adhiere la magistrada María Luisa Segoviano Astaburuaga. Estas dos magistradas merecerían ser gitanas. Presten atención a lo que dicen:

“Por ello, exigir en estos casos que la existencia de la pareja de hecho se acredite por la inscripción del registro de parejas se torna claramente redundante y, por ende, innecesaria, en la medida en que para la pareja gitana la aceptación de la llamada “ley gitana” les convierte, a su entender y al del resto de la comunidad en la que desarrollan su vida, en una unidad matrimonial no cuestionada como tal y, si cabe, con más fuerza”.

Cuanta razón lleva Jesús Alfaro cuando reconoce que “La irracionalidad del legislador puede dar argumentos a los análisis más disparatados y a los resultados interpretativos más improbables”. Tal vez por eso cuando le preguntaron a Einstein su opinión sobre la refutación de su famosa teoría dijo que “no tengo tiempo que perder estudiando los detalles de una sentencia (conclusión) que es evidentemente errónea”.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, una vez más, tiene la última palabra.

Los gitanos de Afganistán

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION ROMANI, 20 de agosto de 2021

Casi todo el mundo está dispuesto a aceptar que los gitanos podíamos haber abandonado la India en torno al año 1000 y que bajo el imperio de Mahmud de Ganzi, nuestros antepasados se desplazaron desde la India a Pakistán, Irán, Afganistán y Turquía. De ahí cruzaron hacia los Balcanes en el siglo XIV, llegando a Rumania, Serbia y Bulgaria. De Grecia todo el mundo tiene constancia escrita de nuestra presencia en el año 1302

Varios pueblos similares a los gitanos viven hoy en día en la India, aparentemente originarios del estado de Rajastán, cuya capital es Jaipur, y que está ubicado al oeste del país, limitando al norte con Punyab, y a su vez, poblaciones gitanas reconocidas como tales por los propios gitanos habitan todavía en Irán con el nombre de Luri, palabra de origen persa que significa “gitano”, y es el nombre más antiguo documentado para referirse a los gitanos, que se conservó durante la dinastía Yuan.

La lengua gitana, fundamento inapelable de nuestro origen

Pero hubo un momento en que alguien pensó que nuestra lengua, el Rromanó, podía tener su origen en Afganistán. Fue el profesor Christian Büttner, quien en 1771 había aventurado la posibilidad de un origen indio o acaso afgano de los gitanos. Sin embargo, el honor de ser el descubridor del origen del pueblo gitano, basando su investigación en el estudio comparado de las lenguas, fue Johann Rüdiger, catedrático de la Universidad de Halle, quien en 1782 publicó un artículo de investigación lingüística, en el que analizaba el habla de una mujer gitana, Barbara Makelin, y la comparaba con el idioma recogido en una gramática alemana del hindi.

Los gitanos afganos al terminar el siglo XX

Los gitanos afganos, como todos nuestros antepasados, seguían siendo nómadas. Compartían su tiempo estando largas temporadas viviendo en la cima de las montañas y cuando el tiempo lo permitía poblando las áridas estepas de la región. Hace, pues, 22 años que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estimó que había 55.000 gitanos en el campamento de Spinnboldak. Pero varios miles de familias figuraban agrupados además en diversos campamentos cerca de la frontera con Pakistán, a las que hay que añadir las que vivían en desgastadas tiendas en los precipicios encima del ancho río Helmand, entonces seco a causa de la misma sequía que había devastado la vida de los gitanos.

La comunidad gitana de Afganistán tal vez alcance la cifra de 100.000 personas, aunque sus componentes no deben ser descendientes de las primeras oleadas que salieron de la India, sino que han llegado hasta el territorio afgano en diferentes momentos. Por ejemplo, hoy se pueden encontrar pequeños grupos que emigraron a finales del siglo XIX y principios del XX desde lo que entonces era territorio ruso y hoy convertidos en territorios independientes.

Los gitanos asiáticos, nuestros hermanos mayormente desconocidos en Occidente, no se asentaron mayoritariamente en los diferentes países que encontraron en su éxodo cuando huían de los musulmanes que conquistaron el Punjab, sino que buscaron afanosamente llegar a la Europa, lo que no impidió que millones de ellos se quedaran en Asia Menor (Turquía) o que durante la invasión de Afganistán por el ejército ruso en la década de 1980 algunos grupos gitanos les siguieran.

Difíciles condiciones de vida de los gitanos afganos

Hace 22 años que los americanos, encabezando las fuerzas armadas de otros países integrantes de la OTAN, invadieron Afganistán derrotando al Estado que los talibanes habían impuesto en aquella inhóspita tierra. Gracias a aquella guerra los gitanos afganos pudieron tener la esperanza de sobrevivir. La ayuda humanitaria llegó a ellos en último lugar, pero al fin llegó cuando tal vez el precio pagado por la supervivencia fue demasiado alto. La guerra establecida por los americanos les llevó comida y medicamentos, pero la terrible sequía padecida durante los últimos años acabó con la vida de sus camellos y sus rebaños con lo que su antiguo modo de vida empezó a peligrar.

Cuando los americanos llegaron a Afganistán hace 20 años, los Kochi —con este nombre son conocidos los gitanos afganos, igual que en España nos llaman los Calé— sufrieron un cambio radical en sus vidas. La guerra les impidió seguir siendo nómadas. Se quedaron sin sus camellos y sus ovejas con las que atravesaban el país en caravanas anuales pasando por las ciudades de Ghazni, Herat, Uruzgan o atravesando los valles del sur y del centro de Afganistán. Se quedaron sin su principal medio de vida y perdieron la razón por la que viajar con sus animales.

Los problemas de los gitanos afganos no terminaron con la derrota de los talibanes hace 20 años, como tampoco lo hicieron bajo la campaña militar estadounidense. ¿Qué pasará ahora con ellos cuando los talibanes han vuelto al poder? ¿Podrán seguir siendo gitanos al margen de la sociedad afgana y de sus costumbres? Antes, cuando tenían camellos y ovejas, las caravanas de los Kochi, con sus mujeres convertidas en una ráfaga de color, luciendo vistosos adornos de plata y balanceando sus negras trenzas, atravesaban el país.

Maravilloso contraste con una sociedad donde las mujeres viven cubiertas de velos negros.

Los números cantan

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – Presidente de Unión Romani – 4 de agosto de 2021

Durante más de 30 años, los primeros de su existencia formal, la Unión Romaní se ha distinguido por ser impulsora de que los gitanos y las gitanas fueran los artífices de su propio destino y administradores de su libertad. Durante muchos años, casi toda la acción social dedicada a nuestro pueblo había estado en las manos de organizaciones religiosas. En honor de la verdad fue Cáritas Diocesana de Barcelona, y junto a ella unos cuantos entregados jesuitas, quienes pusieron en marcha programas muy avanzados para su época porque intentaban implicar a los gitanos en las labores de su propia promoción.

Vivimos horas bajas

La realidad que hoy vive el pueblo Gitano en España no tiene nada que ver con la de aquella época. Al llegar la democracia en 1977, el 80% de los gitanos y gitanas eran analfabetos y el índice de pobreza de nuestras familias era absolutamente tercermundista. Hoy la lacra del analfabetismo ha quedado reducida a una parte de los ancianos y personas muy mayores de nuestra comunidad.

Pero vivimos horas bajas porque se han frustrado muchas de nuestras ilusiones de autogobierno y autoadministración de nuestra actividad ciudadana y cultural. Y no se trata de buscar responsabilidades. Sería muy fácil descargar toda la culpa en los diferentes gobiernos que ha tenido España en los últimos 40 años. Unos han hecho más y otros han hecho menos. Pero en todos hemos encontrado posibilidades de diálogo para presentar nuestras propuestas.

Se impone, a estas alturas, definir con claridad, qué es lo que de verdad queremos conseguir los gitanos españoles. ¿Queremos ser, de verdad, administradores de nuestra cultura y defensores de nuestra peculiar manera de entender la vida? España es un territorio especialmente propicio para que sus diferentes comunidades puedan defender libremente su identidad. La Constitución Española lo permite y a ella nos confiamos.

O, por el contrario, ¿queremos seguir siendo gestores de la caridad cristiana y administradores del dinero que nos dan los poderes públicos para luchar contra la marginación que todavía padecemos? Si es esto segundo ya sabemos lo que hay que hacer. Hay quien lo hace con resultados espléndidos.

Al final, casi todo se reduce a una cuestión de números. O mejor, como dijo Gottfried Wilhelm Leibniz: “cuando Dios canta para sí mismo canta álgebra”. Célebre declaración de un matemático en la que se revela esa misteriosa relación que existe entre la música y el número.

Acabamos de publicar nuestra Memoria de Actividades desarrolladas durante el año 2020 donde los números cantan y dan una idea de lo que hacemos con el dinero que recibimos y en qué lo gastamos. Lo malo es que la canción que interpretan los números del dinero del que dependemos es más propia de un funeral.

En el siguiente enlace podrá ver una relación detallada no solo de nuestras actividades sino del dinero de que disponemos, de quien lo recibimos y en qué lo gastamos.

https://unionromani.org/downloads/URmemo2020.pdf

 

NEVIPENS ROMANI

Maricarmen Bastante García – Departamento de distribución – UNION ROMANI, 30 de julio de 2021

Os adjuntamos el último número de nuestro periódico quincenal NEVIPENS ROMANI. Es la fuente de actualidad donde las generaciones futuras podrán conocer que haciamos los gitanos y las gitanas de hoy en dia.

Y para leer en estas vacaciones (quien pueda hacerlas) les ofrecemos una pequeña selección de libros, a precio reducido, que, a nuestro juicio, podrían ser de su interés.

Sant Jaume o Santiago

Josep Juanbaró, [email protected] – SDRCA, Assoc. – Les Corts – 25 de juliol de 2021

Sant Jaume el Major (Betsaida, Galilea ? – Jerusalem, v. 44 dC), segons el Nou Testament, fou un dels dotze apòstols de Jesús de Natzaret. La tradició cristiana creu que les seves restes es troben a la Catedral de Santiago de Compostel·la que és un important lloc de peregrinació del Camí de Sant Jaume.

Era fill de Zebedeu i Maria Salomé, i germà gran del també apòstol Joan. Els evangelis segons Mateu (Mt. 4, 21-22) i segons Marc (Mc, 1, 19-20) narren que Crist els va trobar amb el seu pare a la ribera i que els cridà llavors perquè el seguissin, anomenant-los boanergues, que significa “fills del tro”. Va ésser un dels tres apòstols testimonis de la Transfiguració. Segons els Fets dels Apòstols (12, 1-2), va morir decapitat per ordre d’Herodes i Agripa.

 

Font: wikipedia

Una muerte aborrecible, brutal e inhumana

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – Unión Romaní. 27 de junio de 2021

La muerte de Stalisnav Tomás, un hombre gitano de 46 años a manos de la policía checa ha sido calificada como “aborrecible, brutal e inhumana”.

Las imágenes que han llegado hasta nosotros y que se han difundido por todo el mundo son escalofriantes. Antena3 de TV nos ha mostrado un vídeo casero en el que se ve como un policía checo asesina a un hombre gitano poniéndole una rodilla en la garganta hasta asfixiarlo. Lo he visto un par de veces porque no me podía creer lo que veía. El desgraciado Stalisnav, tumbado en el suelo con tres energúmenos uniformados encima. Uno le sujetaba los pies para que no pudiera hacer el intento de levantarse, otro lo empujaba por la espalda contra el suelo con el fin de que permaneciera bocabajo mientras que el tercero, arrodillado junto al pobre desgraciado, le situaba su maldita rodilla en el cuello presionándole la nariz y la boca contra el suelo hasta que dejó de respirar.

Ahora la policía dice que murió en la ambulancia. ¡Mentira! Otros dicen que murió en el hospital. ¡Mentira! Los testigos que vieron como se consumaba el asesinato afirman que el pobre gitano, cuando le faltó el aire, lanzó un lamento de dolor e inmediatamente dejó de hacer el más mínimo movimiento. Y así permaneció hasta que la ambulancia llegó para llevarse el cuerpo. Ya estaba muerto.

No hace falta haber estudiado Derecho para saber que estamos ante un asesinato en el que concurren, entre otras, las circunstancias de alevosía que contempla el artículo 139 del Código Penal. Si el agente tuviera que ser juzgado en España cabría añadirle a la acusación que su delito se vería agravado por haber actuado por motivos discriminatorios —raza, sexo, ideología, minusvalía, etc.— y prevalerse del carácter público que tiene el culpable.

El asesino checo ha actuado como lo hizo el policía de Estados Unidos que en las mismas circunstancias le quitó la vida a un ciudadano negro

El mundo entero se conmovió cuando vio el video en el que aparecía Derek Chauvin, policía de Mineápolis, apretando contra el suelo el cuello de George Floyd hasta causarle la muerte.

Por cierto, casualidades de la vida, acabamos de conocer la sentencia dictada por el juez Peter Cahill, del distrito del condado de Hennepin, Minnesota, condenando al expolicía a 22 años y medio de prisión. La fiscalía del lugar pedía 30 años porque, al margen de la gravedad del delito cometido, los ciudadanos del país vieron que la historia de los Estados Unidos se degradaba por los abusos policiales y las agresiones racistas que se prodigaban con demasiada frecuencia. Y no lo olvidemos: los otros tres policías que intervinieron han sido acusados de complicidad y serán juzgados por separado el próximo mes de agosto.

Creíamos que estas cosas ya no pasarían.

Creíamos que la humanidad había quedado inmunizada frente al racismo asesino tras tener conciencia del horror que supuso el genocidio nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Nos sobresaltamos cuando el anterior ministro del Interior, Matteo Salvini, propuso hace tres años realizar en Italia un censo para tener controlados a los gitanos y las gitanas del país vecino. Simultáneamente un correligionario suyo, alcalde de Treviso, Roberto Maroni, dijo tener la solución para acabar con el problema gitano: eliminar a los niños o vestirlos de conejos para que los cazadores pudieran empezar a disparar. Otros, como Nicolas Sarkozy, presidente del gobierno francés, decretó en julio de 2010 la expulsión del país de los gitanos llegados de Rumanía y Bulgaria, a causa de las protestas ejercidas por los gitanos de Saint-Aignan porque un policía disparó y asesinó por la espalda a Luigi Duquelnet, un joven gitano de 22 años, que huía junto a su hermano Miguel de una embestida policial.

Pero la brutalidad policial, consentida y a veces protegida por algunos gobiernos no ha acabado ahí. En España tenemos pendiente de aclaración la denuncia penal interpuesta por la Asociación de Juristas Gitanos ante la Fiscalía de Delitos de Odio de Cádiz por el fallecimiento de Daniel Jiménez el pasado 1 de junio en la Comisaría de Algeciras. El motivo de esta denuncia, explica la asociación, es «la sospecha de que su muerte hubiera podido tener una causa distinta a la del suicidio y a fin de depurar las responsabilidades penales y civiles que correspondan, si las hubiera».

¿Tienen los cuerpos de policía carta blanca para actuar con violencia extrema contra los gitanos?

Creo que no es necesario a estas alturas que me tenga que disculpar porque alguien piense que estoy acusando de forma indiscriminada a toda la policía. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado son necesarios y solo ellos pueden usar legítimamente la violencia para imponer el cumplimiento de la Ley y defender a los ciudadanos cuando su integridad o sus libertades están siendo atacadas por otros ciudadanos.

Pero no nos engañemos. Cuando los gobiernos son tolerantes o miran para otro lado cuando algunas fuerzas políticas actúan con violencia contra quienes no piensan como ellos, las fuerzas de seguridad pueden experimentar un impulso de agresividad a la vista de que quien debe regular el uso de la fuerza siempre encuentra disculpas para no hacerlo.

Tal es el caso de Hungría, esa tierra entrañable por la que todos los gitanos del mundo sentimos cariño y admiración, pero que hoy está gobernada por un peligroso individuo, Viktor Orban, al que dos presidentes de Gobierno europeos, Mark Rutte, primer ministro holandés y Xavier Bettel, primer ministro luxemburgués, han invitado a marcharse de la Unión Europea. Estos vientos son los que causan tempestades como la denunciada, hace unos años, por la Unión para las Libertades Civiles (TASZ). En un año se han registrado más de 50 actos violentos contra la población romaní, que causaron la muerte de siete personas, según datos de la TASZ, mientras que esa cadena de violencia culminó con el asesinato de un gitano y de su hijo de cinco años.

Europa se moviliza por la muerte de Stalisnav Tomás

Los gitanos alemanes ya han reaccionado. Romani Rose, líder del Consejo Central de los gitanos alemanes se ha entrevistado con el embajador checo al que ha entregado una carta para el ministro del interior en la que expresa “Nuestra principal demanda es que esto sea investigado por una comisión independiente, así como que se tomen las medidas correspondientes contra el comportamiento inaceptable de los agentes de policía”.

Y la indignación crece cuando nos enteramos de que el primer ministro de la República Checa, Andrej Babis y el ministro del Interior han felicitado a la policía por su acción. El presidente del Gobierno, con absoluta desfachatez, ha declarado que “Si alguien es agresivo e incluso muerde a un oficial de policía, no puede esperar que lo manejen con guantes de niño”. ¡Miserable!

El Consejo de Europa no se cree lo que dicen las autoridades como lo demuestra la declaración del histórico organismo de la que la TV checa ha recibido una copia: “El Consejo de Europa pide una investigación urgente, exhaustiva e independiente sobre la reciente muerte de un gitano en la República Checa después de haber sido detenido por la policía. Las imágenes tomadas en Teplice, República Checa, muestran a la policía interviniendo contra un hombre gitano que luego murió, lo que es alarmante y plantea numerosas preguntas sobre las circunstancias de este trágico incidente.”

Nosotros, desde España, acudiremos al Parlamento Europeo y al Consejo de la Unión Europea. Igualmente acudiremos al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que tiene su sede en Ginebra e instaremos a la Unión Romani Internacional para que movilice a los gitanos de todo el mundo en una protesta cívica y pacifica que ponga freno a la agresividad policial que padecemos en demasiados lugares del mundo.

Somos un Pueblo vivo y plural

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION ROMANI, 23 de junio de 2021

Esta es una declaración personal que redacto con el sosiego y el pretendido equilibrio con que algunas veces en la vida hay que decir las cosas para que todo el mundo las entienda. Y lo hago movido por el mar de fondo que en estos momentos agita a una parte de nuestra comunidad, especialmente a los más jóvenes.

Mi tarjeta de presentación gitana

Me parece innecesario tener que recordar que soy muy mayor, 79 años, que he nacido y vivido en el seno de una familia gitana; que toda mi familia, tíos, primos cercanos y lejanos son gitanos y que pertenezco a una saga gitana de mucho abolengo en la provincia de Cádiz: “Los Gapitos” (correctamente se debería decir: “Agapitos” porque ese era el nombre de mi abuelo). Ahora recuerdo que la rama de los “Agapitos”, es decir, mis bisabuelos eran conocidos como “los Moros”. Gran parte de mi extensa familia vive en Puerto Real, en Jerez de la Frontera, en Chiclana, en Algeciras y en La Línea de la Concepción. Tengo tres hermanos, Mari Carmen, Lourdes y Pepe que son y se sienten profundamente gitanos. Y además me causa mucho orgullo presumir, —déjenme que lo diga así—, de contar entre mis más directos familiares de sangre a artistas gitanos y gitanas de mucha proyección en el mundo flamenco.

Por derecho propio debo rendir recuerdo de homenaje y cariño a mi tía La Paquera de Jerez, prima hermana de mi madre, y a mi primo Pansequito con el que me une, además de los lazos de sangre, un cariño personal consolidado en el tiempo. Igualmente debo mencionar a Antonio Núñez Montoya, “El Chocolate” cuyo parentesco me viene por parte de mi abuela María, bautizada en el Puerto de Santa María. (Nacer, vaya usted a saber dónde. Ella era canastera). Desde aquí igualmente quiero rendir homenaje al recuerdo de mi sobrino Juan Manuel Carpio Heredia, “Juanillorro” hijo de mi hermana Lourdes. Siempre pensé que Juanillorro era una ree ncarnación actual de los viejos gitanos de Jerez que le dieron al cante por bulerías un sello inigualable. Su nombre lo heredó de su padre, mi cuñado, que pudo ser un gran bailaor si hubiera querido. Murió muy joven. Y el broche lo pone mi sobrina Salud Heredia, bailaora, que ha heredado el genio de su abuela Salud y la dulzura de nuestra tía Rosario

Y la saga sigue. De Paca y Manuela, mis primas ―ya solo queda una. La otra se nos fue hace unos años― me queda el recuerdo de que yo canté con ellas en la grabación de su primer disco en Barcelona, cuya letra es de otro genio gitano de la pluma: Antonio Gallardo Molina.

Pero yo faltaría al recuerdo de una de las facetas más importante de la cultura gitana si no dijera que mi abuela María consiguió una acrisolada fama en la provincia de Cádiz como “ajuntaora” ―en otros sitios le llaman de otra forma―. Decían las gitanas que tenía unas manos de algodón. La llamaban de todos los pueblos de la provincia para que diera legitimidad a los matrimonios gitanos. Luego, cuando volvía a su casa con los bolsillos del delantal llenos de peladillas, nosotros la esperábamos para paliar el hambre comiéndonos aquellas almendras causantes de la maltratada dentadura que ahora padezco.

Mi tarjeta de presentación profesional

Seré breve. He ejercido de maestro de EGB durante dos cursos en Puerto Real. He obtenidos dos licenciaturas, una en periodismo hasta alcanzar con brillantez las notas del doctorado y otra en Derecho, además de haber sido galardonado con el título de doctor “honoris causa” otorgado por la Facultad de Educación de la Universidad de Cádiz. Durante más de 12 años he sido director de la Escuela de Formación Profesional San Juan Bosco de Barcelona y como periodista he escrito con asiduidad en La Vanguardia, en Diario 16 y en otros periódicos nacionales, aunque mi principal actividad profesional la he ejercido en RTVE a cuya plantilla he pertenecido y de la que me he jubilado algunos años después de la edad reglamentaria. He escrito y publicado algo más de una decena de libros.

Mi tarjeta de presentación política

Igualmente, breve. He sido Diputado constituyente por Barcelona (1977-1978). Que la Constitución Española lleve mi firma es mi mayor orgullo. Diputado socialista por Almería durante dos legislaturas completas (1979-1986) Diputado al Parlamento Europeo (1986-1999). Lo que supone 23 años continuados de vida parlamentaria. Quiero destacar que he sido presidente de la Comisión de Control Parlamentario de RTVE en el Congreso de los Diputados, así como vicepresidente de la Comisión de Comunicación del Parlamento Europeo.

Y, todo esto, ¿por qué lo digo?

Lo digo porque habiendo luchado tanto a lo largo de toda mi vida por defender a mi pueblo, a pesar de haber logrado un reconocimiento, tal vez inmerecido, de liderazgo no solo de los gitanos sino de buena parte de la sociedad de los gadchés (los no gitanos), siempre, absolutamente siempre, he dicho que yo no soy el representante del pueblo gitano. Yo solo soy un ciudadano español que, además de ser gitano y estar muy orgulloso de serlo, solo represento como cabeza de familia a mis hijos no emancipados y pare usted de contar.

Papel de la Unión Romaní en la sociedad española

Déjenme decir que la Unión Romaní, pionera en España de las organizaciones genuinamente gitanas, que cuenta actualmente con algo más de 18.000 socios —socios de verdad, con ficha personal de adhesión firmada y con datos complementarios comprobados— jamás ha dicho que lo que defiende lo hace en nombre de los gitanos españoles porque eso demostraría un afán de legitimación del que carecemos. Los gitanos y las gitanas de España nunca han tenido la oportunidad de votar democráticamente a sus representantes ante la sociedad. Por esa razón la Unión Romaní manifiesta con absoluta rotundidad que sus propuestas solo representan legalmente la voluntad democrática de sus asociados. Lo que no impide, obviamente, que cuente con la aceptación, el respeto y, a veces, hasta con el respaldo de gran parte de la ciudadanía gitana española.

Asociaciones gitanas inscritas en la Unión Romaní de las autonomías

 

Andalucía ……………… 30 Aragón ………………………. 2

Asturias ………………… 3 Baleares …………………….. 4

Canarias ………………… 2 Cantabria …………………….4

Castilla La Mancha …….. 3 Castilla León ………………..11

Cataluña …………………13 Comunidad Valenciana ..… 9

Extremadura …………….. 1 Galicia ……………………… 7

La Rioja …………………. 2 Madrid ……………………… 8

Melilla …………………… 1 Murcia ……………………. 4

Navarra ……………………2 País Vasco ……………….. 4

TOTAL 108

La super representación del Pueblo Gitano

La Unión Romaní publicó en 2004 un Manual que contenía datos censales de las 430 asociaciones gitanas que existían en España. Hoy esa cifra ha bajado ostensiblemente, de tal manera que de acuerdo con los datos que obran en nuestro poder en España hay 272 organizaciones gitanas que están “vivas”, es decir, que en los últimos años han desarrollado alguna actividad social en beneficio de la población gitana de sus respectivos territorios.

En la actualidad el panorama asociativo de los gitanos y las gitanas españoles es, al mismo tiempo, tan sumamente esperanzador como preocupante. Ilusionante porque en los últimos diez años han surgido un ramillete de asociaciones, generalmente lideradas por gitanos inquietos e inteligentes, que han lanzado a la sociedad española en su conjunto un grito de rebeldía reclamando para sí un papel protagonista a la hora de ser interlocutores válidos ante los poderes públicos. No es una casualidad que en el breve tiempo que lleva implantada en España nuestra joven democracia, hayan sido, hasta hoy, nueve los miembros de nuestra comunidad que han ostentado legítimamente la representación de los españoles en sus respectivas cámaras. La voz de los gitanos y gitanas españoles ha sido asumida por tres parlamentarios de PSOE, tres del Partido Popular, dos de Ciudadanos y uno por Unidas Podemos. Buena cosecha, aunque el farolillo rojo territorial lo ostenta Andalucía en cuyo parlamento autonómico, para vergüenza de su clase política, nunca ha habido un diputado o diputada de nuestra etnia.

Se me acabó el espacio. En el próximo comentario abordaré el peligro que veo en la atomización del llamado “movimiento asociativo gitano”.