Parlament català

Josep Juanbaró, [email protected] – SDRCA, Assoc. – Les Corts – 9 de desembre de 2021

La comunitat autònoma catalana  disposa d’un Parlament de 135 escons a Barcelona. Les actuals circumscripcions electorals són les 4 províncies catalanes; Barcelona, Girona, Lleida, i Taragona

Malgrat els ajustos que es fan per la població, els possibles vots de les persones físiques no proporcionen el principi d’una persona, un vot

Un possible sistema per ajudar que els 135 escons siguin proporcionals a la població de Catalunya és considerar en primer lloc una circumscripció única que abraci la població de tot Catalunya (llistes tancades). Es desconsideren les províncies

Per compensar amb el territori es proposen llistes obertes, cadascuna per comaques. Hi ha dues excepcions; l’Aran (un territori autònom català) i el Barcelonès ( agrupa la major part de la població catalana)

A efectes pràctics hi ha uns altres 43 espais electorals, incloent la comarca candidata del Lluçanès. L’ajust més important és al Barcelonès: 1 diputat per l’Hospitalet de Llobregat, 1 per Santa Coloma de Gramenet, 1 per Sant Adrià de Besòs, 1 per Badalona, i 10 per Barcelona (els 10 districtes de Barcelona)

Així doncs tindríem 56 diputats territorials més 79 de tota l’única circumscripció catalana (59% dels escons)

Aquest sistema no només pondera territoris i electors sinó que permet definir l’Oficina del dipùtat territorial a cadascun dels territoris. Una forma més plaent donat que el Parlament està distribuït arreu

 

Larga vida a nuestra Constitución

Juan de Dios Ramírez-Heredia – Abogado y periodista – Diputado constituyente – Unión Romaní – 6 de diciembre de 2021

Hoy, día 6 de diciembre, fecha en la que hace 43 años el pueblo español se dio a asimismo el texto normativo más importante de su historia, estoy triste, muy triste porque me gustaría estar en Madrid, en el Congreso de los Diputados, como he hecho durante tantos años para celebrar con mis compañeros de entonces tan gloriosa efemérides.

Pero no, estoy en Barcelona tratando de digerir la rabia y la pena que me causa la decisión de la mesa del Congreso de no invitar a los parlamentarios constituyentes al encuentro que cada año nos permitía evocar juntos una época irrepetible de nuestra historia.

Dicen que la culpa ha sido por la pandemia, pero no es verdad

Y no lo es porque el acto solemne se ha celebrado al aire libre. Se podría entender si hubiera sido en el interior del hemiciclo. Pero no, ha sido en la carrera de San Jerónimo y en la escalinata que da acceso a la Puerta de los Leones donde la presidenta del Congreso ha leído su buen construido discurso. Los constituyentes no hemos sido invitados porque quienes lo han decidido han carecido de la sensibilidad necesaria para entender en qué circunstancias históricas se produjo la redacción del texto constitucional.

Juventud, divino tesoro

Lo escribió Rubén Darío. Sin duda su más conocido poema. Y así de jóvenes son todos los que hoy mandan en nuestro país. Cosa que a mí me parece algo saludable, pero que no deberían olvidar que el poeta completó la imagen diciendo:

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer

     Nosotros, los constituyentes, también fuimos jóvenes —yo tenía treinta y pocos años— y la juventud se nos fue para no volver. Recuerdo que en una de las últimas celebraciones a las que asistí, le manifesté a un compañero de aquella época mi extrañeza porque veía que éramos muy pocos los presentes. “¿Qué ha pasado —le pregunté— acaso no han sido invitados?” No, hombre, no. Es que se han muerto.

Así sucedió y así lo cuento

Permítanme transcribir algunos párrafos de lo que publiqué en 2018 cuando tal día como hoy nuestra Carta Magna cumplió 40 años de edad. Recordaba entonces el día en que el presidente del Congreso, Fernando Álvarez de Miranda, dio la palabra a uno de los secretarios para que procediera a la lectura del contenido de la Disposición Derogatoria con que se cierra la Constitución. Subió a la tribuna el señor Ruiz-Navarro y Gimeno, de la Unión de Centro Democrático y dio lectura, con cierta intencionada torpeza, al texto de la Disposición. Recuerdo que la inmensa mayoría de los diputados gritábamos: “¡Bien, bien, bien!”. Aquello era un clamor. Algunos casi saltábamos exultantes de alegría. La piqueta de la democracia estaba echando por tierra los últimos ladrillos del complejo jurídico que la dictadura había entretejido a lo largo de tantos años. Los constituyentes no queríamos que quedara ni rastro de aquel entramado y estábamos dinamitando los cimientos del franquismo, cuyas piedras angulares se colocaron en plena guerra civil.

“Queda derogada la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, de 26 de julio de 1947, todas ellas modificadas por la Ley Orgánica del Estado, de 10 de febrero de 1967, y en los mismos términos esta última y la de Referéndum Nacional de 22 de octubre de 1945.”

El bueno del presidente había perdido, a estas alturas, el control del Congreso de los Diputados. Aquello no parecía una cámara legislativa. Era más bien la imagen de un instituto de bachillerato, el último día de curso, cuando los estudiantes cierran los libros para disfrutar de unos meses de playa o montaña, lejos de la disciplina y de las obligaciones escolares. El espectáculo mereció ser filmado por muchas cámaras ocultas. Santiago Carrillo sonreía socarronamente. Dolores Ibarruri mantenía una expresión de serena alegría. Rafael Alberti tal vez pensaba que su marinero había encontrado, al fin, un puerto en el que establecerse sin sobresaltos. Manuel Jiménez de Parga, primer Ministro de Trabajo de la democracia y que luego fue Presidente del Tribunal Constitucional no podía disimular su alegría. Felipe González y Alfonso Guerra se abrazaron fraternalmente. Y Adolfo Suárez, el gran artífice del complejo constitucional, impasible en su escaño, con la misma impresionante seriedad con que aguantó años más tarde la entrada de Tejero en el hemiciclo, no podía ocultar un brillo de emoción en sus ojos. Nadie mejor que él, que se había formado al amparo de aquellas carcomidas vigas antidemocráticas, sabía lo que representaba el montón de escombros que tenía ante la vista. Algunos jamás se lo perdonaron.

Pero el delirio llegó cuando Ruiz-Navarro, tomando aire, carraspeando para propiciar que guardásemos silencio, levantando la voz y empinándose sobre su larga y desgarbada figura, leyó:

― “Quedan derogadas cuantas disposiciones se opongan a lo establecido en esta Constitución”.

El Diario de Sesiones, muy parco en sus descripciones, dice tan sólo: “Los señores Diputados, puestos en pie, aplauden el resultado de esta votación”. Pero no fue así. Yo doy fe de ello, porque yo estaba allí y porque participé en la votación como Diputado por Barcelona. Y si hubiera tenido la oportunidad de redactar esa parte del Diario de Sesiones yo habría escrito: “Los señores Diputados, puestos en pie, aplauden desaforadamente al tiempo que gritan como locos ¡¡bien, bien, muy bien!!. Algunas de Sus Señorías se trasladan desde sus escaños para acercarse a los de los bancos contrarios y se funden en abrazos con quienes son sus adversarios políticos. Finalmente, el señor presidente, advirtiendo tamaña algarabía y consciente de que nadie le escucha ya, da un fuerte golpe con la maza sobre la mesa y levanta la Sesión”.

Larga vida a la Constitución de 1978

La Constitución no es la Biblia por lo que es un texto reformable. Sin embargo, muchos pensamos que antes de abordar semejante empeño se debería echar una mirada al pasado reciente de nuestra historia para no dar ocasión a que se desmorone el edificio constitucional que tanto esfuerzo costó levantar. Y cuando se celebre en 2028 el 50 aniversario de este texto providencial, tal vez no será necesario invitar a los parlamentarios que lo hicimos porque lo más probable es que lo celebremos desde otro lugar donde gozaremos de mejores vistas.

Una niña gitana de ocho años agoniza hasta su muerte atropellada por una puerta metálica

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – Unión Romaní – 3 de diciembre de 2021

Sé muy bien que este titular puede causar una cierta repulsa porque puede parecer sensacionalista. Y tal vez lo sea, pero créanme, no encuentro mejor manera para denunciar este dramático suceso.

La gitanita, ¡ocho años, no se olvide!, estuvo agonizando durante más de 20 minutos porque la pesada puerta metálica le aplastó la columna vertebral. Murió de asfixia y hemorragia interna.

     Hasta aquí la noticia. Que no es peor que muchas otras que hemos conocido últimamente en las que los niños inocentes son víctimas de la ceguera o el odio de los mayores, que se ceba en los cuerpos indefensos. Niños y niñas muriendo de frio y de hambre en las fronteras de los países que no les dejan entrar, o ahogados en las aguas del Mediterráneo, como le sucedió a Aylan un pequeño niño sirio de tres años que falleció junto a su hermano Galip, de cinco, y su madre, Rihan. Se ahogaron frente a las costas de Turquía cuando naufragó la pequeña embarcación que los transportaba.

Pero esto, con ser trágico, no es lo más grave

     Efectivamente, lo que es verdaderamente gravísimo, inhumano y condenable es que hasta siete personas pasaran por delante de la pobre niña que se moría aprisionada por una pesada puerta metálica y no hicieran ni siquiera el gesto de ayudarla a salir de aquella terrible trampa. Cuando tuve noticia de la tragedia y me enviaron el vídeo que da testimonio de la horrible escena de la agonía de la niña, confieso que no tuve el valor de reproducirlo. Mi capacidad de sufrimiento tiene un límite y no me vi con fuerzas de ver las imágenes que el video encerraba. Al final, pasadas unas horas me enfrenté a la terrible realidad de la película.

     La niña se llamaba Olga y su trágico final fue grabado por la cámara de seguridad de la fábrica de Keratsini, suburbio situado en el puerto del Pireo, donde la niña entró. Al día siguiente por la noche, la cadena de televisión Star TV emitió un reportaje en el que aparecen varios trabajadores de la fábrica mostrando una indiferencia sin precedentes. Nadie hizo nada para ayudar a la niña a salir de su aprisionamiento. Es más, en algún momento, un trabajador se acercó a la niña con el fin de ver si estaba viva o muerta.

     Hay un hecho de especial relevancia que a mí me suscita una grave incógnita. La cámara de seguridad de la fábrica dice que a las 18.31 entró un camión en el recinto de la fábrica, para lo cual se tuvo que abrir la puerta metálica que tenía a la niña aprisionada contra la pared. Lógicamente, el cuerpo de la niña se desplomó en el suelo. No queda nada claro si el conductor la vio. Lo cierto es que tres minutos más tarde, a las 18.34, la puerta se volvió a cerrar quedando la pequeña Olga aprisionada por segunda vez.

     La cadena de televisión TVXS ha publicado un video tomado de la filmación realizada por las cámaras de seguridad, —por cierto, de malísima calidad—, en el que resulta muy difícil identificar a las personas que atravesaban la nave en la que se ven dos camiones aparcados cuya parte trasera parece que invaden otras tantas puertas. No obstante, la cadena informativa ha realizado un magnífico trabajo reelaborando un video, con figuras humanas simuladas en 3D, donde se da cumplida información de cómo se sucedieron los acontecimientos. Sobre todo, queda clarísima la secuencia en que la puerta se abre, entra el camión, y automáticamente tres minutos después, la puerta se vuelve a cerrar aprisionando por segunda vez a la pobre niña. Objetivamente podría afirmarse que el conductor del camión no pudo ver el cuerpo de Olga caído en el suelo, porque estaba en la parte opuesta al volante del conductor.

Hasta aquí la descripción de los hechos

     En Grecia se ha producido un serio debate sobre sobre las graves acusaciones que unos y otros se echan en cara. Una de las presentadoras de un programa de televisión, conmovida, no ha podido retener unas lágrimas al iniciar la información. Sin embargo, hay que valorar que la familia de la niña ha manifestado sus dudas sobre si hubo un motivo racista detrás de la indiferencia de los trabajadores.

     Pero llueve sobre mojado. El recuerdo reciente de las agresiones que hemos recibido en aquel maravilloso país justifica las dudas de la familia de la niña muerta. Los gitanos griegos recuerdan el ataque multitudinario que sufrieron en la localidad de Etolikon, en el oeste de Grecia. Según confirmó la Policía, unos 70 habitantes de este pueblo, muchos de ellos encapuchados, atacaron un barrio habitado por gitanos: incendiaron seis viviendas y cuatro vehículos. Según los medios locales, en la agresión participó un grupo de militantes del ilegalizado partido neonazi “Amanecer Dorado”, entre ellos el en aquel momento diputado Konstantinos Barbarusis.

     Por cierto, tal como publicamos el año pasado, la justicia griega tomó la trascedente decisión de meter en la cárcel a Nikolaos Michaloliakos, y con él a la banda nazi y fascista, que durante los últimos diez años ha llevado al país donde nació la democracia a lugares peligrosísimos en los que la violencia y el terror se enseñoreaban en los barrios más humildes.

Donde no existe la compasión solo reina la barbarie

     La compasión, dicen los psicoterapeutas más acreditados, “es un comportamiento dirigido a eliminar el sufrimiento y a producir bienestar en quien sufre. Es fundamental para lograr la calma y el bienestar y potencia nuestras relaciones sociales.”

     Cuesta trabajo imaginar que unas personas puedan permanecer insensibles ante el sufrimiento de una niña —da igual que sea gitana o gachí, negra o amarilla— que sufre crueles espasmos porque no puede respirar a causa de una plancha metálica que le aprisionaba el cuerpecito contra el marco de la puerta.

     Lo que me hace pensar que la desgracia ocurrida en la fábrica de Keratsini, situada en el famosísimo puerto de El Pireo, podría haberse evitado si quienes vieron el sufrimiento de la niña hubieran tenido un gesto de compasión.

     Pero no lo tuvieron, porque los demonios, aunque algunos tengan forma de seres humanos, jamás deberían salir del fuego del infierno.

Barcelona también es cuna del Flamenco

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista Unión Romaní, 17 de noviembre de 2021

Como casi siempre me debato al empezar a escribir mis comentarios, que por lo general me salen más largos de lo aconsejable, entre profundizar sobre el conocimiento científico que pueda tener de los temas que trato, o bien dejarme llevar por mis vivencias personales de esos mismos temas, suponiendo que las tenga. Y eso es lo que me sucede en este instante. Hoy se celebra el aniversario del reconocimiento por parte de la UNESCO del “Flamenco como patrimonio inmaterial de la humanidad” y es obligado que plasme en un par de folios lo que ese hecho me inspira. Pues bien, vamos a ello.

   Intencionadamente he titulado este comentario atribuyéndole a Barcelona el papel indiscutible que le corresponde como plataforma de lanzamiento y divulgación de este arte tan singular. Y lo hago desde el conocimiento directo que he tenido a lo largo de mi vida de la realidad flamenca de Barcelona.

   Un día, allá por el año 1971 —aún faltaban cinco años para que Franco muriera— yo tenía veintitantos años, cuando Juan Manuel Soriano, jefe de programas de Radio Nacional de España, me invitó a que creara y presentara un programa de radio sobre cualquier tema que yo conociera. Le manifesté mi incapacidad, por desconocimiento, para llevar a cabo tan sugestivo ofrecimiento. No obstante, le dije que del único tema del que me veía con ánimo de opinar era de “Flamenco”. Y lo podía hacer poque desde mi infancia había vivido en ese ambiente. Se sorprendió cuando le dije que era sobrino carnal de “La Paquera de Jerez” y primo directo de Antonio Núñez “El Chocolate” y de “Pansequito del Puerto”. Luego, con el tiempo, nacerían mi sobrino “Juanillorro” (q.e.p.d) cuya personalidad cantaora me evoca la figura de Manuel Torre y mi sobrina Salud Heredia cuyo baile es como un manojo de mimbres canasteros capaces de dibujar en el aire la mejor canasta gitana que pudiera entretejer nuestra abuela María.

Y así nació mi “Crónica Flamenca”

   Fue un espacio radiofónico de media hora diaria que se mantuvo en antena durante diez años continuados. Algún día me animaré a escribir la historia de ese programa de radio que era un testimonio vivo y poderosísimo de la fuerza del Flamenco en Barcelona. Decenas de miles de oyentes sintonizaban cada día un programa de Flamenco puro, riguroso en el tratamiento y con la seriedad con que deben analizarse las manifestaciones culturales de un pueblo. En mi “Crónica Flamenca”, portavoz de la afición flamenca repartida por toda Cataluña, no estaban permitidas expresiones tan populares, como bien intencionadas, como decir “¡Viva la mare que te parió!”. Yo era consciente de que tenía que transmitir a la audiencia, no solo a los gitanos y a los andaluces, sino a los miles de aficionados de los más diversos puntos de España que me seguían, la imagen de una manifestación cultural, patrimonio de todo un pueblo, que había logrado transmitir a través del cante, del baile y de la guitarra la riqueza indestructible de su cultura milenaria.

   No tardó mucho tiempo en que ese reconocimiento se hiciera patente. Se crearon muchas “Peñas Flamencas” en casi todas las ciudades importantes de la provincia. Todas pletóricas de actividad. “Crónica Flamenca”, con una unidad móvil transmitía en directo los festivales que semanalmente se celebraban en ellas. Y junto a las peñas, o mejor, antes que ellas, estaban los tablaos flamencos. Dos de ellos, Los Tarantos de la Plaza Real y El Cordobés en Las Ramblas han estado muy directamente vinculados a mi actividad profesional. De ellos me ocuparé más ampliamente otro día. Pero debo señalar dos de los espacios más sobresalientes que desde Barcelona se proyectaron en el resto de España: El primero fue la concesión del Premio Nacional otorgado por la Cátedra de Flamencología que dirigía Juan de la Plata desde Jerez. El otro fue el reconocimiento que desde La Unión (Murcia) se hizo de forma continuada de la labor didáctica y divulgadora que se difundía desde Barcelona de los llamados “cantes libres” tal como los bautizara don Antonio Chacón: Malagueñas, granaínas, tarantas, cartageneras y sobre todo mineras. Desde lo más profundo de alguna mina, Radio Nacional de España en Barcelona llevó al mundo el cante del minero que se lamenta diciendo: “Monte arriba, sierra abajo, / con mi carburico en la mano / camino del trabajico / cuando pienso en lo que gano / me vuelvo desde el tajico”.

 La Olimpiada del Flamenco

   Pero el gran boom lo dio Barcelona cuando en el año 1974 los responsables de la radio me encomendaron la organización de un gigantesco festival flamenco con el fin de recaudar fondos para un programa benéfico. Durante más de 12 horas —el espectáculo empezó a las cinco de la tarde y acabó a las cinco de la mañana del día siguiente— casi todos los artistas flamencos de España, gitanos y no gitanos sin excepción, se ofrecieron para actuar en el Palacio de los Deportes barcelonés que pudo albergar más de 10.000 espectadores. Algunos diarios publicados al día siguiente dijeron que se quedaron en la calle por no tener entrada, casi 5.000 personas. En los alrededores del Palacio pudieron verse autocares que habían traído aficionados desde Francia y sobre todo de Alemania. Pero hay más.

   La historia del Flamenco debería ser muy fácil de describir si no fuera por la controversia que su sola existencia ha provocado entre algunos historiadores, y en otros personajes no menos racistas, que nos han negado a los gitanos el pan y la sal en la creación de este arte que es patrimonio de la humanidad. La música flamenca, tal como la conocemos, es muy joven. Apenas si tiene 200 años de historia. Este término, aplicado a lo que hoy conocemos como “Flamenco” apareció en Andalucía a finales del siglo XVIII y principios de XIX. Los datos documentados con que contamos dicen que fue en 1770 cuando los gitanos dieron a conocer unos cantes y bailes que fueron lo antecedentes de lo que hoy conocemos como flamenco. Y llegados a este punto quiero recomendar a mis lectores que si quieren ilustrarse con seguridad sobre el tema que nos ocupa deben leer “Mundo y formas del cante flamenco” del que son autores Ricardo Molina y Antonio Mairena. Nunca he dudado en calificar este trabajo como “la biblia” del flamenco. Es un libro difícil de encontrar en librerías, aunque ha sido reeditado por diferentes editoriales.  La primera edición apareció en 1963 publicado por la “Revista de Occidente”

 Flamenquistas y antiflamenquistas

   Utilizo esta dicotomía por no decir “gitanistas” y “antigitanistas”. Los primeros son los que dicen que “el flamenco es de los gitanos. Los gitanos lo crearon y solo a ellos se debe su existencia”. Los segundos sostienen todo lo contrario, es decir: “el flamenco es de los gachés, y el único propietario de este arte es el pueblo andaluz. Los gitanos son sus intérpretes excepcionales —menos mal— pero no han contribuido en absoluto a su creación”.

   No entraré en mayores discusiones. Yo creo que ninguna de las dos afirmaciones es cierta en su totalidad. El Flamenco en su conjunto no hubiera sido posible sin la conjunción de diferentes culturas presentes en Andalucía desde el siglo XV. Todo ello sin desconocer que determinados “palos” del flamenco sumergen sus raíces en la más vieja tradición gitana. Siguiriya, soleá, tona y tangos constituyen la más genuina aportación genuinamente gitana al Flamenco tal como hoy lo conocemos.

   Pero no debo poner punto y seguido a este apretado comentario sin señalar a la generación del 98 donde aparecen la mayor cantidad de intelectuales que se declararon abiertamente enemigos del Flamenco y de las corridas de toros. Es de justicia sacar del grupo a los hermanos Manuel y Antonio Machado, ambos sevillanos e hijos de Antonio Machado Álvarez “Demófilo” sobradamente conocido entre los folcloristas.

   Pero el peor de todo ellos fue Eugenio Noel, escritor madrileño. Un tipo controvertido que fue religioso y del que se ha escrito que en 1913 inició su campaña antiflamenca recorriendo toda España, viajes de los que dejó escritas varias crónicas, en las que se fijó en especial en las injusticias sociales, lo que no le impidió mantener a lo largo de toda su vida una pertinaz campaña contra el flamenquismo.

   Dicen las crónicas que “Murió en la miseria en una cama alquilada de un hospital barcelonés, el 23 de abril de 1936 y que, al enviarse su cadáver a Madrid, se extravió en una vía muerta de Zaragoza, lo encontraron y fue enterrado en el cementerio civil de Madrid”.

   Murió en Barcelona, —cosas de la vida— ciudad que tanto contribuyó a que la UNESCO declarara el Flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

 

¡No toquéis a nuestros hijos!

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – Union Romaní – 16 de octubre de 2021

Últimamente se están produciendo en nuestro país reclusiones en centros de acogida de niños y niñas gitanos ordenados por las autoridades del lugar. Yo mismo he tenido que intervenir ante los responsables de alguna Dirección General de la Infancia para reclamar la entrega de sus hijos a padres desconsolados que han visto como la policía, cumpliendo órdenes de funcionarios con alma de piedra, han cogido a los niños y se los han llevado a alguna institución de acogida.

Sé muy bien que este comentario no encontrará la amable acogida que, por lo general, generan mis escritos. Y hasta cierto punto puedo entenderlo cuando quienes justifican esas decisiones de las autoridades suelen decir que les quitan los hijos a los padres para proteger “el bien de los niños”. Pero eso no siempre es verdad. Es más, me atrevo a asegurar que en un muy elevado porcentaje estas criaturas pertenecen a familias donde la pobreza es su signo de vida.

Arrancar a los hijos del lado de sus padres o de sus abuelos es una acción inhumana. Por más que objetivamente el comportamiento de sus progenitores pudiera ser delictivo. Trataré de explicarlo.

 

Tan real como la vida misma

Hace unos días cogí el metro, como hago con regularidad, para ir a mi casa. Me senté en uno de los asientos de la estación a la espera del tren. Observé que en el mismo banco había una mujer joven que me clavó la mirada nada más verme, a pesar de que tanto ella como yo llevábamos puesta la mascarilla anti Covid.

 

—Buenas, —me dijo con gesto atemorizado— Usted es abogado, ¿verdad?

—Sí, lo soy. ¿Por qué me lo pregunta?

—Discúlpeme, señor —añadió—. Me ha parecido que usted es una persona que…

En ese momento se le quebró la voz y empezó a sollozar. El tren hizo su entrada en la estación en ese mismo instante y la invité a que entrásemos juntos para que me contara qué le pasaba.

La insté a que se calmara porque la gente nos miraba alarmada. La pobre mujer hizo un esfuerzo sobrehumano para evitar el espectáculo, lo que provocó que salieran de sus ojos enrojecidos un chorro de lágrimas como pocas veces había visto en mi vida.

—Señor, le pido ayuda. Me han quitado a mis cuatro hijos y yo no puedo vivir sin ellos. Son muy pequeños. El mayor tiene once años y padece una dislexia y la pequeña solo tiene dos añitos. Le ruego que me ayude. Yo ya no sé a quien acudir, por favor, por favor…

 

Una realidad de escalofrio

Nunca pude imaginar que el sistema de acogida establecido en España pudiera ser tan perverso en detrimento de los propios niños y de forma muy especial negando a los padres el derecho sagrado de ser los custodios de sus hijos. He tratado de informarme y no he encontrado mejor fuente que la que proporciona la Asociación para la Defensa del Menor (APRODEME) que atiende casos por toda España, porque, aunque las competencias están transferidas a las Comunidades Autónomas los errores y formas de actuar son muy parecidas. En octubre de 2019 contaban con más de 1.000 familias afectadas por unos servicios de protección del menor que a todas luces debían ser renovados.

Son escalofriantes los testimonios que ofrecen de padres y madres desesperados porque una parte de los poderes públicos actúa con absoluta discrecionalidad pisoteando sus derechos. Me han impresionado los testimonios que aparecen en la revista mensual “Discovery DSALUD”. Francisco Sanmartín nos ha dejado una muestra estremecedora de madres que suplican a los funcionarios que les dejen relacionarse con sus hijos. En enero de este año de 2021 una jueza de Hospitalet ha dictado una demoledora sentencia contra la Dirección General que en Cataluña se ocupa de la infancia (DGAIA). En ella se hace un análisis muy detallado de la manera de actuar de la Administración: “vulneración de derechos fundamentales, poco rigor en los informes, incongruencias, decisiones ya tomadas que se han de justificar, ninguna oportunidad para los padres…”

En dicha Sentencia la jueza dice literalmente cosas como:

“De la lectura de estos documentos (los informes de la DGAIA) puede concluirse que pudiera ser que primero se toman las decisiones respecto a los menores, se ejecutan y luego se documentan, eliminando así la posibilidad de alegaciones previas.”

“Se evidencia vulneración del derecho de defensa… y vulneración del derecho de los menores…dado que los poderes públicos administrativos han efectuado una injerencia en el derecho a la vida familiar de los niños, sin garantías y sin la posibilidad de que sus progenitores biológicos defendieran sus intereses”

 

La nueva Ley del Menor, una Ley incompleta

Se trata, sin ningún género de dudas, de una Ley compleja. La Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia se aprobó con un amplio consenso en el Congreso de los Diputados con el fin de garantizar los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes frente a cualquier tipo de violencia. Y para ello se establecieron una serie de medidas de protección integral que incluyen desde la detección precoz hasta la reparación de daños. Especial atención merece en esta ley el capítulo III dedicado al ámbito familiar.

Pero a los efectos que interesan a este comentario hay que prestar especial atención al capítulo VII donde se refuerza el ejercicio de las funciones de protección de los niños y niñas por parte de los funcionarios que desarrollan su actividad profesional en los servicios sociales. En este sentido, se les atribuye la condición de agentes de la autoridad, en aras de poder desarrollar eficazmente sus funciones en materia de protección de personas menores de edad, debido a la posibilidad de verse expuestos a actos de violencia o posibles situaciones de alta conflictividad. La declaración de desamparo y por tanto la retirada de un menor de su familia se hace sin intervención judicial. Las familias no pueden defenderse ante los Servicios Sociales.

Nuestro sistema de protección de la infancia y la adolescencia está muy cuestionado y necesita una reforma urgente. APRODEME es muy contundente cuando afirma que “esta ley no aborda, por ejemplo, la violencia institucional, la que el sistema ejerce cada día contra miles de familias a las que retiran sus hijos sin ningún tipo de control judicial. Quieren evitar un daño y generan otro todavía mayor. Hay que continuar con la reforma de nuestro sistema para hacer que de verdad ayude a las familias”.

Hay quienes piensan, y así lo expresan, que determinadas instituciones han hecho negocio con la acogida de los niños que arrebatan a sus padres. Un menor ingresado en un centro le cuesta al Estado más de 4.000 euros al mes. Falta voluntad política, manifiestan los expertos, para cuestionar un sistema complejo, con muchos intereses, con “demasiados vicios del pasado”.

 

Los niños son el interés superior de la Ley

Es verdad. ¿Quién lo puede poner en duda? Ellos son los más débiles y consecuentemente los más indefensos. La Ley expresa tantas veces que lo que pretende por encima de todo es “el bien superior” de los niños y niñas que he perdido la cuenta a la hora de contarlos. Pero nosotros, los gitanos y gitanas del mundo, decimos que el bien superior a salvaguardar es la familia. Y de la familia, cómo no, los niños y los ancianos constituyen el bien superior. Y no es gratuito decirlo así. Porque, de lo contrario, la vida puede ser un infierno no solo para los niños sino también para sus madres.

Hace unos días, una niña angelical a quien los funcionarios de servicios sociales habían separado de su madre, sin que un juez lo hubiera autorizado, le decía por teléfono a su madre, ahogada por el llanto:

—¡Mami, mamita, yo no quiero estar aquí! Ven a buscarme. ¡Yo me quiero ir contigo y dormir en mi camita a tu lado!

Les ruego que me crean. Lo que he dicho no es fruto de mi imaginación. Tengo la grabación que lo atestigua.

Llengües

Josep Juanbaró, [email protected], SDRCA, Assoc. – Les Corts – 7 d’octubre de 2021

La llengua catalana-valenciana-balear és la segona nacional d’Espanya. Per comprendre bé aquesta afirmació cal tenir en compte a tots els efectes que Catalunya té tres llengües oficials: el castellà, el català, i l’occità (o aranès).

Fora d’Espanya tenim indrets on s’aplica la nostra Llengua: Principal d’Andorra (única oficial), el Rosselló (com defineixen els francesos) i a l’Alguer (ciutat sarda italiana). A més cal comptar la diàspora de molts que hi parlen en la nostra Llengua

Llengua materna

Catalunya 2.813.000 38,5%

València 1.047.000 21,1%

Balears 392.000 36,1%

Andorra 26.000 33,8%

Aragó 33.000 2,48%

Rosselló (França) 35.000 8,5%

Alguer (Itàlia) 8.000 20%

Carxe (Múrcia) 576 85%

TOTAL 4.353.000 31,2%

Queda clar que hi ha més persones que parlen la Llengua sense tenir-la com a a llengua materna (ni paterna)

Tota llengua se sustenta en una cultura pròpia. A tall d’exemple, jo tinc molt d’afecte per la llengua francesa, que vaig aprendre amb el suport de la seva cultura. Puc afegir també que el meu afecte per la llengua alemanya també es deu a la seva cultura

Es comenta actualment que la Llengua està passant per una mala temporada. Cal que persones expertes puguin posar a l’abat de tothom un interès per la Llengua

Vull expressar els meus millors desitjos a les persones que han vingut de fora per quedar-s’hi, Moltes d’aquestes persones parlen la Llengua. Un esforç important perquè ningú obliga a aquestes persones a parlar amb la Llengua tot i que només estan obligats a parlar castellà

Vull expressar aquí una anècdota de fa temps. Grups d’origen castellà de Ceuta i Melilla van lluitar per fer oficials àrab (a Ceuta) i amazic (a Melilla), però no se’n van sortir…!

Hi ha molts ganxos per atreure a la Llengua persones de tot origen. Hi ha especialistes que ho saben fer

Una possible acció podria ser promocionar la Llengua amb una campanya encarada a acadèmies i escoles de llengües encara que no la hi ensenyin. Podria anar adjunta amb material gràfic com ara un pòster

 

 

 

El Tribunal Constitucional es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION ROMANI – 10 de septiembre de 2021

El 26 de mayo de 2009 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Gobierno español a pagar a María Luisa, “La Nena”, la pensión de viudedad que le correspondía y que la Seguridad Social le negaba porque, según ellos, la “boda gitana” no es un verdadero matrimonio.

Ese juicio lo ganamos a pesar de que los tribunales españoles —Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional— se empeñaron en darle la razón al Gobierno de España empeñado en negarnos a los gitanos la validez y la trascendencia de la más antigua y significativa costumbre de la comunidad gitana universal.

Aquella sentencia fue celebrada por toda la comunidad gitana mundial. Que fuera nada más y nada menos que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos quien nos diera la razón, supuso dar un paso de gigante para el reconocimiento universal de nuestra cultura milenaria.

Permítanme que les diga que hay dos acontecimientos en mi ya larga vida que son los más importantes de mi actividad política: La primera, obviamente, ser partícipe en la elaboración de la Constitución Española que lleva la firma de un gitano, la mía. Y la segunda haber intervenido como abogado en la vista oral del juicio celebrado en Estrasburgo contra la sentencia del Tribunal Constitucional de España que negaba la validez civil del matrimonio gitano para que una mujer gitana se beneficiase de su pensión de viudedad. ¡Y ganamos aquel pleito y el Gobierno español fue condenado!

Si tienen curiosidad por ver y oír mi intervención en aquel pleno, este es el enlace: https://youtu.be/R7nq_fv-50U dura 14 minutos. No se extrañen que durante el primer minuto el presidente del Tribunal hable en francés. Inmediatamente la sesión continuará en castellano.

El Tribunal Constitucional es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Dicho sea, con todo respeto. Al fin y al cabo, todos los seres humanos somos animales racionales y por lo tanto sujetos capaces de chocar contra la misma piedra todas las veces que se nos ponga por delante. Cosa que no hacen los burros. Su instinto les advierte de dónde está la piedra y cuando llegan a ella la bordean y así no caen al suelo.

Pero nuestro Tribunal Constitucional no escarmienta. Tropezó en el año 2009 y ha vuelto a tropezar en 2021. Que lo hiciera en aquel primer encontronazo podría tener una cierta lógica. Los gitanos nunca gozamos de buena fama y la historia española, hasta la Constitución de 1978, estaba plagada de pragmáticas que daban la razón a quienes nos consideraban carne de trullo y esclavos de las galeras. Pero la sociedad española empezaba a estar sensibilizada ante el sufrimiento injustificado de la comunidad gitana y tras el largo túnel de la dictadura, el artículo 14 de la Carta Magna se alzaba como el baluarte capaz de garantizar que debíamos ser tratados como el resto de los españoles.

Pero la vida, a veces, da sorpresas inesperadas. Tuvo que ser el magistrado Jorge Rodríguez Zapata quien rompiera moldes redactando un Voto Particular contrario al que el resto de los miembros del Tribunal acababan de expresar. Por primera vez en la historia de nuestro país, un magistrado discrepa de la mayoría de los miembros del tribunal para decir que “es necesario reconocer que existe discriminación indirecta cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros sitúe a personas de un origen racial o étnico concreto en desventaja particular respecto a otras personas.” Recuerdo que en aquellos días hice conocedor de la sentencia adversa del TC a Manuel Jiménez de Parga que anteriormente había sido presidente del Tribunal Constitucional. Su criterio coincidía plenamente con el del magistrado Rodríguez Zapata.

Por suerte para nosotros, el lugar ocupado por Rodríguez Zapata lo ha tomado Juan Antonio Xiol Ríos en cuyo voto particular ha hecho un verdadero alarde de conocimiento de la realidad gitana de España. El señor Xiol Rios ha sabido compaginar la fuerza demostrativa que tienen los datos demoscópicos relativos a la comunidad gitana nacional con los valores de mayor trascendencia cultural de los que la comunidad gitana se siente orgullosa. Lo que le lleva a decir con el TEDH que la toma en consideración de la pertenencia a una comunidad —en este caso la gitana— en el seno de la cual la validez de la unión de vida según sus propios ritos y tradiciones no ha sido nunca discutida ni considerada contraria al orden público por las autoridades nacionales, demuestra «que la fuerza de las creencias colectivas de una comunidad culturalmente bien definida no puede ser ignorada».

Pero antes de que el Tribunal Constitucional se pronunciara han tenido que intervenir otras instancias judiciales.

Andalucía ha dicho sí al matrimonio gitano

No podía ser de otra forma. En la tierra de María Santísima huele a albahaca y romero por donde quiera que se pise. No es de extrañar, pues, que los magistrados de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con sede en Granada —algo tiene el agua cuando la bendicen— votaran sí por unanimidad en el Recurso de Suplicación contra Sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 4 de Jaén. Ese honor les corresponde a los magistrados José Manuel González Viñas, presidente; Francisco José Villar del Moral, ponente y a la magistrada Leticia Esteva Ramos.

Por desgracia el Tribunal Supremo nos vuelve a dar la espalda

Lamentablemente el Tribunal Supremo se ha alineado con la Seguridad Social para negarle a la buena gitana su escasa pensión de viudedad de 480 euros mensuales. Según los magistrados contrarios a la validez del matrimonio gitano no se le puede dar la pensión, entre otras razones, porque no figuran inscritos como pareja de hecho en ningún registro público. ¡Válgame Dios! Por suerte el camino iniciado por Rodríguez Zapata empieza a ser recorrido con brillantez por ilustres juristas. Tal es el caso de María Lourdes Arastey Sahún, que expresa su voto disconforme con el de la mayoría y al que se adhiere la magistrada María Luisa Segoviano Astaburuaga. Estas dos magistradas merecerían ser gitanas. Presten atención a lo que dicen:

“Por ello, exigir en estos casos que la existencia de la pareja de hecho se acredite por la inscripción del registro de parejas se torna claramente redundante y, por ende, innecesaria, en la medida en que para la pareja gitana la aceptación de la llamada “ley gitana” les convierte, a su entender y al del resto de la comunidad en la que desarrollan su vida, en una unidad matrimonial no cuestionada como tal y, si cabe, con más fuerza”.

Cuanta razón lleva Jesús Alfaro cuando reconoce que “La irracionalidad del legislador puede dar argumentos a los análisis más disparatados y a los resultados interpretativos más improbables”. Tal vez por eso cuando le preguntaron a Einstein su opinión sobre la refutación de su famosa teoría dijo que “no tengo tiempo que perder estudiando los detalles de una sentencia (conclusión) que es evidentemente errónea”.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, una vez más, tiene la última palabra.

Los gitanos de Afganistán

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – UNION ROMANI, 20 de agosto de 2021

Casi todo el mundo está dispuesto a aceptar que los gitanos podíamos haber abandonado la India en torno al año 1000 y que bajo el imperio de Mahmud de Ganzi, nuestros antepasados se desplazaron desde la India a Pakistán, Irán, Afganistán y Turquía. De ahí cruzaron hacia los Balcanes en el siglo XIV, llegando a Rumania, Serbia y Bulgaria. De Grecia todo el mundo tiene constancia escrita de nuestra presencia en el año 1302

Varios pueblos similares a los gitanos viven hoy en día en la India, aparentemente originarios del estado de Rajastán, cuya capital es Jaipur, y que está ubicado al oeste del país, limitando al norte con Punyab, y a su vez, poblaciones gitanas reconocidas como tales por los propios gitanos habitan todavía en Irán con el nombre de Luri, palabra de origen persa que significa “gitano”, y es el nombre más antiguo documentado para referirse a los gitanos, que se conservó durante la dinastía Yuan.

La lengua gitana, fundamento inapelable de nuestro origen

Pero hubo un momento en que alguien pensó que nuestra lengua, el Rromanó, podía tener su origen en Afganistán. Fue el profesor Christian Büttner, quien en 1771 había aventurado la posibilidad de un origen indio o acaso afgano de los gitanos. Sin embargo, el honor de ser el descubridor del origen del pueblo gitano, basando su investigación en el estudio comparado de las lenguas, fue Johann Rüdiger, catedrático de la Universidad de Halle, quien en 1782 publicó un artículo de investigación lingüística, en el que analizaba el habla de una mujer gitana, Barbara Makelin, y la comparaba con el idioma recogido en una gramática alemana del hindi.

Los gitanos afganos al terminar el siglo XX

Los gitanos afganos, como todos nuestros antepasados, seguían siendo nómadas. Compartían su tiempo estando largas temporadas viviendo en la cima de las montañas y cuando el tiempo lo permitía poblando las áridas estepas de la región. Hace, pues, 22 años que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estimó que había 55.000 gitanos en el campamento de Spinnboldak. Pero varios miles de familias figuraban agrupados además en diversos campamentos cerca de la frontera con Pakistán, a las que hay que añadir las que vivían en desgastadas tiendas en los precipicios encima del ancho río Helmand, entonces seco a causa de la misma sequía que había devastado la vida de los gitanos.

La comunidad gitana de Afganistán tal vez alcance la cifra de 100.000 personas, aunque sus componentes no deben ser descendientes de las primeras oleadas que salieron de la India, sino que han llegado hasta el territorio afgano en diferentes momentos. Por ejemplo, hoy se pueden encontrar pequeños grupos que emigraron a finales del siglo XIX y principios del XX desde lo que entonces era territorio ruso y hoy convertidos en territorios independientes.

Los gitanos asiáticos, nuestros hermanos mayormente desconocidos en Occidente, no se asentaron mayoritariamente en los diferentes países que encontraron en su éxodo cuando huían de los musulmanes que conquistaron el Punjab, sino que buscaron afanosamente llegar a la Europa, lo que no impidió que millones de ellos se quedaran en Asia Menor (Turquía) o que durante la invasión de Afganistán por el ejército ruso en la década de 1980 algunos grupos gitanos les siguieran.

Difíciles condiciones de vida de los gitanos afganos

Hace 22 años que los americanos, encabezando las fuerzas armadas de otros países integrantes de la OTAN, invadieron Afganistán derrotando al Estado que los talibanes habían impuesto en aquella inhóspita tierra. Gracias a aquella guerra los gitanos afganos pudieron tener la esperanza de sobrevivir. La ayuda humanitaria llegó a ellos en último lugar, pero al fin llegó cuando tal vez el precio pagado por la supervivencia fue demasiado alto. La guerra establecida por los americanos les llevó comida y medicamentos, pero la terrible sequía padecida durante los últimos años acabó con la vida de sus camellos y sus rebaños con lo que su antiguo modo de vida empezó a peligrar.

Cuando los americanos llegaron a Afganistán hace 20 años, los Kochi —con este nombre son conocidos los gitanos afganos, igual que en España nos llaman los Calé— sufrieron un cambio radical en sus vidas. La guerra les impidió seguir siendo nómadas. Se quedaron sin sus camellos y sus ovejas con las que atravesaban el país en caravanas anuales pasando por las ciudades de Ghazni, Herat, Uruzgan o atravesando los valles del sur y del centro de Afganistán. Se quedaron sin su principal medio de vida y perdieron la razón por la que viajar con sus animales.

Los problemas de los gitanos afganos no terminaron con la derrota de los talibanes hace 20 años, como tampoco lo hicieron bajo la campaña militar estadounidense. ¿Qué pasará ahora con ellos cuando los talibanes han vuelto al poder? ¿Podrán seguir siendo gitanos al margen de la sociedad afgana y de sus costumbres? Antes, cuando tenían camellos y ovejas, las caravanas de los Kochi, con sus mujeres convertidas en una ráfaga de color, luciendo vistosos adornos de plata y balanceando sus negras trenzas, atravesaban el país.

Maravilloso contraste con una sociedad donde las mujeres viven cubiertas de velos negros.

Los números cantan

Juan de Dios Ramírez-Heredia Montoya – Abogado y periodista – Presidente de Unión Romani – 4 de agosto de 2021

Durante más de 30 años, los primeros de su existencia formal, la Unión Romaní se ha distinguido por ser impulsora de que los gitanos y las gitanas fueran los artífices de su propio destino y administradores de su libertad. Durante muchos años, casi toda la acción social dedicada a nuestro pueblo había estado en las manos de organizaciones religiosas. En honor de la verdad fue Cáritas Diocesana de Barcelona, y junto a ella unos cuantos entregados jesuitas, quienes pusieron en marcha programas muy avanzados para su época porque intentaban implicar a los gitanos en las labores de su propia promoción.

Vivimos horas bajas

La realidad que hoy vive el pueblo Gitano en España no tiene nada que ver con la de aquella época. Al llegar la democracia en 1977, el 80% de los gitanos y gitanas eran analfabetos y el índice de pobreza de nuestras familias era absolutamente tercermundista. Hoy la lacra del analfabetismo ha quedado reducida a una parte de los ancianos y personas muy mayores de nuestra comunidad.

Pero vivimos horas bajas porque se han frustrado muchas de nuestras ilusiones de autogobierno y autoadministración de nuestra actividad ciudadana y cultural. Y no se trata de buscar responsabilidades. Sería muy fácil descargar toda la culpa en los diferentes gobiernos que ha tenido España en los últimos 40 años. Unos han hecho más y otros han hecho menos. Pero en todos hemos encontrado posibilidades de diálogo para presentar nuestras propuestas.

Se impone, a estas alturas, definir con claridad, qué es lo que de verdad queremos conseguir los gitanos españoles. ¿Queremos ser, de verdad, administradores de nuestra cultura y defensores de nuestra peculiar manera de entender la vida? España es un territorio especialmente propicio para que sus diferentes comunidades puedan defender libremente su identidad. La Constitución Española lo permite y a ella nos confiamos.

O, por el contrario, ¿queremos seguir siendo gestores de la caridad cristiana y administradores del dinero que nos dan los poderes públicos para luchar contra la marginación que todavía padecemos? Si es esto segundo ya sabemos lo que hay que hacer. Hay quien lo hace con resultados espléndidos.

Al final, casi todo se reduce a una cuestión de números. O mejor, como dijo Gottfried Wilhelm Leibniz: “cuando Dios canta para sí mismo canta álgebra”. Célebre declaración de un matemático en la que se revela esa misteriosa relación que existe entre la música y el número.

Acabamos de publicar nuestra Memoria de Actividades desarrolladas durante el año 2020 donde los números cantan y dan una idea de lo que hacemos con el dinero que recibimos y en qué lo gastamos. Lo malo es que la canción que interpretan los números del dinero del que dependemos es más propia de un funeral.

En el siguiente enlace podrá ver una relación detallada no solo de nuestras actividades sino del dinero de que disponemos, de quien lo recibimos y en qué lo gastamos.

https://unionromani.org/downloads/URmemo2020.pdf

 

NEVIPENS ROMANI

Maricarmen Bastante García – Departamento de distribución – UNION ROMANI, 30 de julio de 2021

Os adjuntamos el último número de nuestro periódico quincenal NEVIPENS ROMANI. Es la fuente de actualidad donde las generaciones futuras podrán conocer que haciamos los gitanos y las gitanas de hoy en dia.

Y para leer en estas vacaciones (quien pueda hacerlas) les ofrecemos una pequeña selección de libros, a precio reducido, que, a nuestro juicio, podrían ser de su interés.